Comunidad científica en ascuas por condena a sismólogos italianos
Martes, 23 de octubre de 2012
El dictamen de un tribunal italiano que condenó este lunes a seis científicos prestigiosos y un exfuncionario a seis años de cárcel por no advertir sobre el terremoto de 2009 en L'Aquila ha dejado indignada a la comunidad científica italiana y la internacional.
La conmoción se debe a que muchos sienten que el veredicto equivale a una condena a la actividad científica y temen sus consecuencias.
Podría sentar un precedente dañino, señala el corresponsal de la BBC en Roma, Alan Johnston. "Muchos colegas podrían sentir poco interés en compartir su conocimiento con el público por miedo a eventuales demandas", dice.
Entre los científicos sentenciados se encuentran algunos de los geólogos y sismólogos más prestigiosos de Italia, que integraban la Comisión de Pronóstico y Prevención de Grandes Riesgos.
A finales de marzo, estos expertos estimaron que el riesgo de que se produjera un sismo de gran magnitud en la región de Abruzzo era muy leve, pero el 6 de abril un terremoto de 6,3 en la escala de Richter causó más de 300 muertes, dejó un millar de heridos y devastó el centro histórico de ese pueblo medieval.
Una serie de temblores menores había sacudido a la región durante los cuatro meses previos y a pesar de ello, describieron la situación como "normal" e incluso "favorable", ya que los interpretaron como una liberación de energía "positiva".
"Este veredicto tan extraño dará escalofríos a cualquiera que deba ofrecer asesoramiento en el futuro, y la verdad, espero que lo reviertan en la apelación"
David Spiegelhalter
En general, los expertos en sismología coinciden en que los "enjambres" de temblores menores no necesariamente predicen un sismo mayor, sino más bien todo lo contrario: las posibilidades de que les siga una catástrofe llegan a apenas un 2%.
Pero el juez Marco Billi halló que los expertos podrían haber salvado vidas si no hubieran persuadido a los habitantes de la zona de permanecer en sus casas.
Los condenó a seis años de prisión, determinó que cada uno pague compensaciones de cerca de US$12 millones y prohibió que en su vida vuelvan a ocupar cargos públicos, en una sentencia mucho más dura que la que reclamaba la fiscalía.
Y es que Billi, después de largas deliberaciones, los encontró culpables de homicidio culposo múltiple y lesiones por negligencia.
Un problema de comunicación
Poco antes de que se conociera el veredicto, unos 5.000 científicos italianos firmaron una carta abierta al presidente Giorgio Napolitano en apoyo a los colegas sentados en el banquillo.
A ellos se ha plegado en masa la comunidad científica internacional, que repudió la sentencia por injusta y peligrosa.
Algunos han apuntado que el asesoramiento de la Comisión de Pronóstico y Prevención de Grandes Riesgos podría haber sido comunicado de forma más clara, o que se podría haber enfatizado más el leve riesgo de un gran terremoto, pero en general coinciden en que a la luz de los datos y las herramientas disponibles, su pronóstico fue válido.
"Lo que dijeron fue correcto y cualquier sismólogo los apoyaría", dice Roger Musson, del British Geological Survey. "Me parece mal que hayan sido condenados por ofrecer el mejor asesoramiento científico posible", agrega.
"Este veredicto tan extraño le dará escalofríos a cualquiera que deba ofrecer asesoramiento en el futuro, y la verdad, espero que lo reviertan en la apelación", dice por su parte David Spiegelhalter, profesor de Comprensión de Riesgo en la Universidad de Cambridge.
"La lección, para mí, es que los asesores en materia científica deben retener el mayor control posible sobre la comunicación de su trabajo, y recibir entrenamiento para tratar con el público", añade.
Desde la propia Comisión de Grandes Riesgos, el ahora presidente Luciano Maiani señala que "es imposible proveer asesoramiento de forma profesional y compuesta bajo esta loca presión judicial y mediática".
El lunes a la tarde, uno de los científicos acusados, Bernardo de Bernardinis, dijo: "Sé que soy inocente a los ojos de Dios y de los hombres, pero si todas las instancias del proceso judicial me hallan culpable, entonces aceptaré mi responsabilidad".
Otro de los condenados, Enzo Boschi, dijo sentirse "abatido y desesperado". "Pensé que sería absuelto. Todavía no entiendo de qué me han encontrado culpable", agregó.
Las sentencias en Italia no se hacen efectivas hasta que se supera al menos una instancia de apelación, de forma que se espera que los científicos no vayan a la cárcel de forma inmediata.